lunes, 18 de junio de 2012

Paredes en el desierto.


"Pérdida total". Pérdida total fue lo primero que escuché por el auricular.
¿A quién le importa una computadora o un teléfono?
Cruzo los brazos.
Resultó más intrigante darme cuenta que uno necesite mucho más de lo que supone para salir de una infinita espiral. Imagino que dos o más es peor.
 Qué curioso, no lo había notado pero es casi imposible.
Es una muy tenue sensación de suciedad y de ausencia la que me visita 

          i n t e r m i t e n t e m e n t e

Alguien lo calificaría como una intervención y no me gusta, de por si la palabra intervención resulta violenta en si misma. 
Pero yo prefiero tener visitas. Mientras, espero.

El tren, como de costumbre, pasa entre cada cinco o diez minutos para llevarte de un punto a otro.
Las palabras de repente brotan y descubren días nuevos, nuevos sueños, nuevas señales.
No está mal tener formas diferentes.
Las miradas se cruzan. Pero estoy casi seguro de que no genero confianza.

-¿Usted ha visto las olas? ¿Verdad que no dañan aunque le demos la espalda, aunque rigurosamente le donemos nuestras ofrendas?
¿Verdad que no?
- Si, si pueden.

No hay paredes, no hay desierto.
Camino, camino, camino.
Nadie está en desacuerdo con el futuro.
Hoy quiero cruzar imperceptible.
¡Salta, salta!

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