lunes, 31 de diciembre de 2012

Creer por un momento bien diminuto.


Un dolor bien preciso en el cuerpo me avisó con un buen periodo de anticipación que no debo estar seguro de lo que pase, incluso si lo puedo corroborar de cualquier manera.
¿Acaso no me lo repetí incontables veces?
No lo hagas, no lo hagas, no lo hagas... y mira ahí, tienes.
Y no solo olvidaron mi nombre, además:
Creí que era cierto. 
Creí en días.
Creí en esos días como del sur.
Porque de repente todo se volvió el sur, tu te volviste el sur, todo alrededor era el sur.
Seguramente coincidiremos en otro abrazo infinito silenciado por el ruido y una penumbra atestada de falta de algo.

Creí, pero ahora por las mañanas camino en las calles llenas de orines, alcohol, vómito, sangre, saliva, mierda de perro, mierda de humano.
Calles llenas de huellas.
Calles no vacías en donde un hombre incógnito grita:
"¡Aléjese por favor! ¡Aléjense que soy la mala suerte!"

Desde mi cuarto vi al viento que corrió desnudo.
Lo vi cuando se fugaba.
 -¿Y su cuerpo?
Se lo llevaron los coyotes.
Ése día muchos peces divagaron por ahí de las 3:33 de la mañana...¿Recuerda?
¿Y qué cree usted?
Lo creí.



Hoy prometo  n o     t o c a r     a l    m u n d o.

jueves, 20 de diciembre de 2012

El tiempo también es silencio.

Pasa porque uno se vuelve invisible y huye.
Se vuelve huraño y de manera consciente incógnito.
Un día sin dudar decide evitar contacto y alejarse un poco porque el mundo no parece el mismo.
Porque el hábitat deja de ser cómodo y es bien impredecible como cualquier cosa anterior a lo conocido.

Negarse y abstenerse obstinadamente.
Dejarse.
Ayer vi una roca errante que navega hasta inevitablemente disolverse.
Uno camina sin destino fijo.
¿Qué importa cuando nadie te espera? ¿Qué esperar?
¿A dónde va todo éste tiempo?

Saltar como una oda a dejarse.
Tocarse y resonar como un acorde.
Uno se olvida.
Sucederás, lo sé.
Tu contra el caos y los otros contra el miedo animal que nos hacer salir corriendo a aullar hasta hacer temblar a los perros.

Cierra los ojos 
cierra los ojos
cierra los ojos, por favor cierra los ojos.


Dicen que al amanecer terminará el mundo pero no ocurrirá, te lo aseguro.
Aunque para unos ya esté concluido porque alguna vez simplemente olvidamos nuestro nombre.
Subamos y miraremos mientras sucede ¿De acuerdo?
¿Dormimos? ¿Platicamos?
Vamos ahora que el tiempo es corto,
ahora que el tiempo no es ruido.

Salgamos y deshombrizemos.


















Hoy ya no hay aves en el cielo.
Hoy navegarán y serán incontables.