lunes, 14 de enero de 2013

En algún lugar

Encontrar un lugar en un mundo invisible al propio, otro invisible no se volvió un poco obsesivo.Quizá algo deba detenerme ¿No? Quizá sea urgente pausar y respirarme en la boca para sentir lo frágil del sonido. ¿Ves?, el dolor no se detiene. El helecho se murió.Desde hace días -creo que desde un inicio- el cuarto que ahora habito me ha dicho que en cualquier momento debe ceder.Y tendrá que hacerlo.Me lo susurra sin ninguna emoción, así como ocurre con bastantes cosas. Y el sonido se va alejando silenciosamente de éste manojo de sonrisas tristes hasta alejarme a mi también. Confieso y me aseguro de permanecer quieto y entregado al instante mismo del colapso. Como bien preciso tiene que ser. Ésto hizo que unas tardes se ataviaran de gris y oxido, que unas otras decidiesen caminar por ésta mansedumbre generalizada sin mirar, sin sujetarse. A mi me crujió algo dentro de una caja ¿Lo sabes? Una caja dentro de otra, así: Indefinidamente. Y alguien se llevó mi cuerpo. Si no, ¿Qué le dice a usted la palabra absorción?¿No le gustaría dejar de respirar si usted respirara y respirase éste aire, ligera sensación viva, absolutamente enrarecido?Las tenues sombras que produce el ventanal por las tardes y que contrastan por las noches también lo mencionaron, lo puntualizaron: Recuperar la vida. Dijeron al oído. Y llenaron al abismo. Pero una ley física impide que permanezcan así como ocurre con todas las cosas. Correr correr correr correr correr y correr y correr y correr y correr y correr y correr y correr y correr y correr y correr hasta que los murmullos se disipen.





Hoy no voltearé.