sábado, 29 de julio de 2017

La noche que muda


La primera noche fue el silencio

fuimos como resultado eso.
El silencio.

Después vino la acentuada premura de mutarse de manera insistente.

reiterar en ser las plantas
intentando ser del agua
recurrir furtivamente en habitar a cualquier animal viviendo 
y con tanteo discreto ser también  el frío.

Entiendo -por lo incesante- que no hubo nunca movimientos automatizados definidos

Sé que no los habrá mas.
Salgo a caminar como me he habituado últimamente y desde la lluvia respiro otro tipo de sed desde donde el viento mismo me asegura que viene.
Me invade la necesidad de más fuegos.


n: Deberíamos apostarle a no ser del mundo su habitante, ni ser del tiempo su absurda y contundente prisa; podríamos de las nubes ser su amorfia, ser el aullidos que del vuelo proviene;  conminarnos  a ser la no forma, a no contemplar verticalmente el reflejo y a abrazar al sonido entero.

D: ¿Ya te dormiste?

n: Ser de la nada su concreción si fuera posible.


Escucho aún y en forma de recuerdo el sonido de esos vientos que colapsaron a los arboles que encontramos el día que decidimos cruzar hacia la montaña.Eran como aullidos y todo en mi adentro aún sigue ardiendo.

Amanezco entramado de variada morfología, de procederes muy diferentes.
De vidas muy otras.


Hoy me arrojo al espacio.