domingo, 26 de abril de 2015

Inconexo.

Clip, clap, tap, tap, flap.

A lo lejos y con una sutileza natural de la sobra, se me incrusta directo el sonido brotante de los filamentos justo en el momento exacto en que se rompen, escucho los filamentos reventarse uno a uno casi con armonía, como comprobando la fragilidad dura que los une, y desplazándose con una tranquilidad entregada al tiempo, y tienen un ritmo que me hace pensar en una planeación anticipada: precisos y frágiles, entregados por completo a ésta gravedad.
Es casi seguro que intenten armar una armonía de su desastre. 
Escucho cómo brota.
Pienso en un diálogo entre las cuerdas de un piano: "hoy se rompe la quinta blanca, mañana negra 7, en diez minutos octava blanca" y así, dejándose ir, desconectándose  una a una cada una de las cuerdas.

Clip, clip, clip, tac, lap...clip...tap.

Me imaginé también los tensores de algún puente.
Inconexo el suelo, inconexo el aire.

...

El otro día platicaban sobre la gravedad, sobre la suspensión del peso y pensaba al mismo tiempo en la ligereza de lo que nos rodea, la ligereza que le damos a lo que verdaderamente nos importa.
El tiempo es lo que realmente determina ésta ligereza y la rotación es buen ejemplo para entender que todo es finito.
Y me imagino cómo sería ver los planetas.

n: Pero...aunque aseguremos que hay muchas cosas que nos importan, es una suposición, es falso porque podríamos prescindir de ello, 
a: ¿Cómo?
n: Lo que quiero decir es que quizá no nos importe demasiado, no tanto como lo pensamos, digo...es una posibilidad.
a: Si, podría ser.

Ése día por la tarde me di cuenta  que traía puestos zapatos distintos.

...

Intento entonces construirles a los filamentos un compás, una lógica porque ahora noto cómo lo acepto, cómo lo compruebo.



Hoy...hoy todo está conexo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario